¿ES NECESARIO DORMIR COMPLETAMENTE A OSCURAS?
Si eres de los que duerme con las persianas bajadas, con las cortinas cerradas o con la luz encendida, no mantendremos el suspenso por más tiempo: la repuesta a la pregunta anterior es...¡si!
La luz proveniente del exterior (claridad natural, luz de las farolas...) o del interior (aparatos electrónicos, lámpara de la mesilla de noche), es pésima para conciliar el sueño y puede atrasar la hora de irse a dormir. Puede incluso ser la responsable de problemas de insomnio.
Dormir en completa oscuridad es mejor para tu bienestar y tu salud.
A continuación te damos 4 motivos por los que deberías empezar a pasar tus noches a oscuras:
1) LA OSCURIDAD TE AYUDA A DORMIR MÁS RÁPIDO
La oscuridad favorece la secreción de melatonina, la hormona del sueño que ayuda a dormirse más fácilmente. Además el hecho de estar en completa oscuridad ayuda a despejar la mente y a no pensar en nada.
2) LA OSCURIDAD PREVIENE LA DEPRESIÓN
La exposición a la luz durante la noche se ha relacionado con un mayor riesgo a padecer depresión. ¿Por qué? Porque dormir con algo de luz altera tu ciclo cardíaco. Resumiendo, le envías un mensaje a tu cuerpo que le hace creer que aún es de día (y que por lo tanto no es hora de irse a dormir). Así que interfieres en su ritmo natural y por consecuencia alteras tu equilibrio mental.
3) LA OSCURIDAD AYUDA A NO ENGORDAR
Sorprendente ¿a que sí?, de acuerdo con un estudio llevado a cabo por el Instituto de la Investigación del Cáncer de Londres, el hecho de dormir con luz te hará ganar peso. Volvemos de nuevo a ciclo cardíaco...Y si además si no diferenciamos entre la noche y el día, tendremos tendencia a atracar durante las horas en las que deberíamos estar en cama.
4) LA OSCURIDAD PROTEGE TUS OJOS
Dormir en la oscuridad permite a tus ojos descansar después de una larga jornada llena de estimulación, causada fundamentalmente por el uso de dispositivos electrónicos. Merece la pena apagar todo para protegerlos, ¿no?
Si tienes problemas para dormir en completa oscuridad, inténtalo de manera progresiva. Prueba primero con dejar una pequeña (muy pequeña) luz o baja la persiana hasta la mitad para ir acostumbrándote poco a poco.